Bullying y Violencia Escolar

 Bullying y Violencia Escolar


Cómo lo abordamos en el artículo anterior “Y la violencia se utilizó …” .  Existen muchas formas de violencia en nuestra sociedad. Y como profesor tenemos la misión de ver, juzgar y actuar de la mejor manera para sensibilizar y ayudar a nuestros niños para cambiar el mundo gracias a la educación. 


El bullying es una de estas formas de violencia que se puede detectar en el ambiente escolar, un niño/a que acosa a otros niños es una forma de violencia que puede ser tácita o explícita. Existe una relación de poder emocional entre el victimario y la víctima, claramente el agresor está aprovechando su dominio psicológico y/o físico sobre el agredido. En consecuencia se crean grupos sociales en la escuela y en las clases donde hay cierta división en el trato de los estudiantes. Hoy en día las redes sociales también son una herramienta para que el agresor pueda cometer sus actos de violencia y atentar contra la vulnerabilidad de su compañero, pero como esto sucede fuera del sistema educativo, muchas veces las escuelas no toman posiciones claras frente a esto y no se establezcan límites. O también ocurre que las familias a veces no tienen o brindan un espacio para que los niños discutan estos temas. Todo eso genera ambientes de violencia escolar lo que puede llevar al niño al suicidio o acciones terribles.


La violencia escolar también puede afectar al niño y su confianza, cambiando la percepción de sí mismo y alterando su autoestima. El acoso, también puede afectar en la personalidad del agredido, puede pasar de ser alguien extrovertido y alegre a  ser una persona solitaria introvertida sin amigos. Estas señales de alerta, muy fácilmente se pueden ver por parte del profesor y su misión es sensibilizar sobre este fenómeno a través de la creación de una clase dirigida a este tema o de talleres que se fomente la empatía, el cuidado de sí mismo y de los demás para poder dar y crear  un ambiente relajado y de confianza para que los estudiantes hablen y expresen sobre el tema. E incluso, por la parte de los agresores para que sean más conscientes de su comportamiento y puedan pedir perdón por sus acciones y remediarlas, puesto que muy seguramente también ellos tienen un  contexto difícil que les hace llevar a este tipo de comportamientos. 


No es una misión fácil para el docente, pero es nuestro deber porque tenemos la capacidad de evitar y/o solucionar estos problemas. El profesor puede también identificar las víctimas gracias a las señales físicas como marcas de violencia o de lesiones o psicológica como la solitud o aislamiento del niño a l grupo o a la clase.


¡Podemos ser los héroes de alguien si tomamos las buenas decisiones!


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